La luz correcta en el momento adecuado, tal como lo experimentamos con la luz natural del día, nos permite ser activos y eficientes durante el día y relajarnos por la noche. El efecto biológico de la luz afecta a todos los grupos de edad y a las diferentes esferas de la vida.
La luz juega un papel crucial en este contexto ya que los procesos biológicos importantes en el cuerpo humano están diseñados para la vida con luz natural.
El problema es que en lugar de pasar el tiempo en el exterior en condiciones de luz natural, para lo cual nuestro sistema biológico fue “programado” en el transcurso de la evolución, la mayoría de las personas en países desarrollados pasan el 90 por ciento de su día en el interior. Sin embargo, las condiciones de iluminación que con frecuencia prevalecen en el interior se han descrito como “oscuridad biológica”. Esto hace que podamos sentirnos cansados durante el día, pero aún así no poder dormir adecuadamente por la noche, e incluso puede estar asociado con nuevos síndromes como agotamiento o depresión.
Luz para controlar nuestro reloj biológico
Los receptores de luz adicionales no llegaron a descubrirse en el ojo humano hasta 2001. Estas células ganglionares sensibles a la luz envían señales a un área del cerebro que actúa como un reloj biológico, controlando el ritmo día / noche del cuerpo, un ciclo también conocido como circadiano. La luz influye en diferentes hormonas, principalmente la “hormona del sueño” Melatonina, o la “hormona de actividad” Cortisol, que afectan a la presión arterial, la frecuencia cardíaca, la vitalidad y el estado anímico. Por tanto, la luz, tiene un efecto directo en nuestros niveles de actividad y, por ende, en nuestro rendimiento y capacidad de concentración.
Los receptores de luz adicionales no llegaron a descubrirse en el ojo humano hasta 2001. Estas células ganglionares sensibles a la luz envían señales a un área del cerebro que actúa como un reloj biológico, controlando el ritmo día / noche del cuerpo, un ciclo también conocido como circadiano. La luz influye en diferentes hormonas, principalmente la “hormona del sueño” Melatonina, o la “hormona de actividad” Cortisol, que afectan a la presión arterial, la frecuencia cardíaca, la vitalidad y el estado anímico. Por tanto, la luz, tiene un efecto directo en nuestros niveles de actividad y, por ende, en nuestro rendimiento y capacidad de concentración.